'No fue Eva quien comió de la manzana. Ella bajo la inocencia de todo un mundo. Tenía lo prohibido en sus manos. Y Adán decidido se lo arrebato entre suspiros. Besandola en donde yacía lo prohibido. Arrebatando su manzana. Su pasión. Su esencia. Robando su inocencia entre sus brazos. Y así fue como El diablo engatuzo a Adán a la pasión escondida y a Eva al perfido juego de los brazos de Adán. Él prometiendole un mundo y solo consiguiendo que Dios los echará. Cargando el resto de la existencia con una historia equivoca. Porque Eva solo había bajado la manzana. Adán la había probado en sus tiernos labios'
Él giro la vista. Me miró detenidamente deleintandosé, disfrutando como yo me humillaba, bajaba mi orgullo por él. Como podía jugar conmigo. Su titere, su muñequita.
- ¿Para qué?- Sus labios surcaron una media sonrisa.
- ¿Para estar conmigo puede ser?
- ¿Para acabar siempre con lo mismo?
Entonces supe que él no era el chico de mis sueños. No es que fuera muy niño. No era eso, sino que lo que yo buscaba era distinto, distinto a todos los que había conocido hasta ahora. Y sabía que nunca lo encontraría. Más que en lo profundo de mis sueños. Buscaba a ese chico que recorrería medio planeta por MI. Que estuviera preocupado por MI. Que no me hiciera rabiar y a los cinco segundos me hiciera enloquecer de amor. Buscaba a ese chico que solo le preocupaba MI felicidad. Que podía bajarse del burro para que yo ganará la batalla esa ves. Buscaba a ese chico capaz de cumplir y decir ese 'para siempre'. Ese modelo de chico perfecto que ya no se fabrican. 'Agotados' me dijo mi madre un día. Realmente aveces pienso que tuve que nacer en otra época. Antes. Cuando los chicos abrían la puerta de los coches a las chicas para que entraran. Y que las invitaban a cenar y ellos pagaban solo para demostrar que el dinero no era problema, que ella era lo importante. Buscaba ese tipo de chicos que después de hacer el amor no se pusiera a mirar a otro lado e hiciera como si no me conociera sino que me abrazara y me dijera que siempre estaría protegida por él. Y en una décima de segundo solté algo que me dejo paralizada hasta a mi misma.
- ¡Te quiero!
A pesar de que no fuera mi tipo de chico. Importandome poco lo que dijera el resto del mundo. Sin pensar como me había tratado últimamente. Soltando lo que yo sentía. Que lo queria, que lo buscaba por cada rincón del instituto. Que me pasaba horas intentando no pensar en él y acababa haciendolo. No me importaba que no me quisiera. Ni que me infravalorará. Si- pensé- me he convertido totalmente en su muñeca de tela. Pero es que al pasar a su lado mi temperatura subia de tal modo al grado de que la ropa me pesaba. Y no quería hacer el amor más que con él. Me imagine raptandolo a los baños y haciendo el amor como si las horas no existieran. Sintiendome suya. Luego desperté de ese ensueño y me di cuenta que él no decía nada. Yo no era nada para él. Y él para mi no debía ser más que mi pasado.
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