jueves, 7 de octubre de 2010

Corazón de hielo.

Sentada en un rincón. Con los ojos rallados, la cara marcado de surcos de lágrimas. Las manos frías. Y el corazón destrozado. El mundo ha dejado de girar, ha dado un frenazo seco y sin esperarlo se ha oscurecido,  como si las nubes se plantaran enfrente del sol obstaculizando la claridad.

- ¿Qué te pasa? - Giré la cabeza. No esperaba a verme a nadie allí, estaba bien sola, como de constumbre cuando alguien necesita a otra persona no hay nadie a quien acudir.

- No me pasa nada. Absolutamente nada. ¿A ti que te importa? ¿Quién eres y que haces aquí?

- ¿Qué importa quién soy? ¿Estoy aqui, no? Pues eso es lo importante. Dime que te ocurre...

-¿Quieres oirlo? He caido del cielo.

- Yo te veo ahora mismo en él.

- No de ese cielo. Si no de mi cielo. Del cielo donde todo es posible, donde una sonrisa es equivalente a la felicidad. Donde una caricia lo es todo. Un beso es magia. Un te quiero una razón para vivir. Es ilusión, fantasía. Es amor, amor del que no quiero creer. No quiero saber nada. Quiero encerrarme en una habitación. Meterme bajo las sábanas y no saber nada.

- Estas llorando... - me sequé las lágrimas.

- Si, por que me duele. Me hiere el corazón. Ignoras lo que es verlo todo oscuro. Donde nadie te ayuda. Donde la mitad del día es fingir sonrisas. Donde solo en sueños lo soñaba y he despertado estando dormida. Me da igual todo. Nadie sabe ni sabrá jamás lo que me pasa. Lo que me ronda por la cabeza. ¡Estoy harta de soñar! ¿Sabes por qué? Porque los sueños en sueños se quedan.

- No digas eso...

- Si lo digo. ¡Te lo grito si hace falta!

- No estas sola.

- Mira... hay diferentes tipos de personas. Hay quienes estan solos. Y quienes estando entre gente se siente solos. Da igual como este, lo importante es como me sienta. Por que nadie cambiara el hecho de que pienso que no valgo ni un milimetro de nada. ¿Dime por qué no me quieren? ¿Por qué juegan conmigo? ¿Por qué me tratan así? ¡Dimelo! ¿Dime por qué debo creer en eso que llaman amor si no sé lo se siente al ser amada? ¿Enamorarme yo? ¡claro! Pero es que soy tan tonta... Increiblemente tonta, alfin y al cabo nadie podrá quererme. Hielo, corazón de hielo.

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