Estaba en el limbo. En un mundo paralelo. Desconocía como lo sabía y como había llegado allí. Pero en lo más profundo de mi ser sabía que estaba volando. Y estaba allí. Él plantado en medio de todo. En la nada.
- ¿Eres tú?
Giro la cara. Se sorprendio de verme allí.
- ¿Qué haces tú aquí?
- ¡Eres tú! - Quize correr, abrazarlo. Y por más que lo intentaba no me movía de donde estaba. Era como si estuviera atada de manos y pies.
- No deberías de estar aquí. Pedí que no estuviera aquí.
- ¿Es que no me has echado de menos?
- ¿No lo entiendes?
- ¿Entender el qué?
- Lograrás entenderlo, con el tiempo, lo entenderás.
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